Me enamoré de la psicología a los 15 años. Fue a través de una profesora que me tocó el corazón y despertó mi pasión por esta disciplina.

Conseguí mi título en Argentina. Lo hice a mi ritmo y cada asignatura era un latido más que se sumaba a este idilio. Pero la vida me llevó a tomar una arriesgada decisión: dejar todo en Buenos Aires y empezar de cero.

A España, me llevé el título bajo el brazo y el programa de todas las asignaturas para convalidar mi carrera. No fue fácil, nada fácil. Pero si hay algo que me caracteriza es: la constancia. Y con esta habilidad y mucha paciencia, ingresé todos mis papeles para obtener el título en España.

Me tocó esperar un año y medio para que me comuniquen por medio de un papel que era psicóloga, aunque yo ya lo sabía, debían chequearlo. En esa carta también me dijeron que tenía que rendir 5 asignaturas para obtener mi convalidación. Y yo embarazadísima de mi peque, pensé: que más da, no me voy a rendir.

Así que volví a estudiar, y mi última asignatura la aprobé mientras le daba el pecho a mi bebé de 3 meses. Luego vino el master y por fin estaba preparada para hacer lo que siempre soñé.

Ahora dirijo el centro “Bientratarte”, un centro en el que el “buentrato” es el pilar con el que edificamos este sueño hecho realidad.

Todos tenemos una misión en la vida y la mía es acompañar a las personas en los procesos de cambio y crecimiento personal.